domingo, 4 de octubre de 2009


Y desafiando el oleaje



sin timón ni timonel,


por mis sueños va,


ligero de equipaje,


sobre un cascarón de nuez,


mi corazón de viaje,


luciendo los tatuajes de un pasado bucanero,


de un velero al abordaje,


de un no te quiero querer.


Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar


al país donde los sabios se retiran del agravio de buscar labios que sacan de quicio,


mentiras que ganan juicios


tan sumarios que envilecen el cristal de los acuarios de los peces de ciudad


que mordieron el anzuelo, que bucean a ras del suelo, que no merecen nadar.






En Comala comprendí que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver.


















es asi: un circulo, cuando se termina se termina por algo, es necesario continuar y buscar nuevos comienzos.